-Trazá varias líneas horizontales y
verticales con el esmalte negro, sí, el pote que está a tu izquierda, y formá
una retícula con muchos cuadriláteros. - dijo el hombre de traje negro a la
niña de pelo largo
- que dividan en varias porciones el lienzo. Y luego - añadió - dibujá la grácil silueta de la bailarina.
- que dividan en varias porciones el lienzo. Y luego - añadió - dibujá la grácil silueta de la bailarina.
-No entiendo; si me dijiste que trace líneas dividiendo al lienzo, ¿qué lugar queda para la bailarina? - preguntó la niña de pelo largo.
-La bailarina bailará sobre las líneas - dijo el hombre de traje negro.
-¿Dibujo la bailarina haciendo de cuenta que no existen las líneas? - preguntó la niña.
-¡Lo que pasa es que la verdad está dada por la intersección de dos líneas, una vertical, y una horizontal. La vertical significa lo espiritual, y la horizontal la naturaleza. En la intersección de ambas estará la bailarina!- dijo el hombre con vehemencia.
La niña de pelo largo lo miró y no
dijo nada. Enjuagó el pincel con trementina, se lavó las manos y se puso la
campera de jean sobre el vestido de bambula blanca.
-¿Qué estás haciendo?
- ¡Me voy! No me importa lo que digas a mis padres, no me gusta que me griten, a mi no me grita nadie, ni la señora del puesto de flores ni vos, a mi me importa un rábano tu prestigio, tu nombre, vos a mi no me gritás más. Chau. - el hombre no percibió que a la niña de pelo largo se le había descolgado una lágrima.
- ¡Me voy! No me importa lo que digas a mis padres, no me gusta que me griten, a mi no me grita nadie, ni la señora del puesto de flores ni vos, a mi me importa un rábano tu prestigio, tu nombre, vos a mi no me gritás más. Chau. - el hombre no percibió que a la niña de pelo largo se le había descolgado una lágrima.
El hombre devino en estatua.
Cuando la niña de pelo largo se disponía
a cerrar la puerta cancel el hombre dijo: "No te vayas ahora, esperá
que termine la hora".
-Me da lo mismo, si eso te hace
feliz, no me cambia la vida - dijo la niña, y prosiguió el trabajo que había
quedado "en espera".
-Estoy triste - dijo el hombre.
-¿Vos triste? ¡Si te mofás de los que estamos tristes!
-Yo antes era distinto. Era distinto hasta que me dejó.
-¡Ahá! ¿Quién hubiera dicho que vos hubieras sufrido por amor? Mas bien; ¡hiciste sufrir a muchas!
- Me dejó sin avisarme- ¡Algo le habrás hecho!
- Cuando llegué a casa, no estaba. Esperé mucho tiempo una carta. Que vuelva. Esperé muchos años. Un día comprendí que jamás volvería. Sin embargo, él me ve. Siempre me está mirando.
- ¿El?...
-¿Por qué brillan tus ojos? ¿Querés llorar? ¡Llorá! Yo hoy me voy de acá, no me ves más y nadie se va enterar, dale, llorá.
Y el hombre de traje negro lloró. Y
lloró una hora. Y lloró dos horas. Y lloró tres horas.
Fue entonces que tenuemente comenzó
su alivio.
-Pensé que te habías ido - dijo el
hombre de traje negro a la niña de pelo largo.
Fue entonces que el hombre de traje
negro, recortó el lienzo por las líneas negras.
- Estoy roto- dijo- como tu
bailarina.
La niña de pelo largo, buscó un
cartón grueso. Con cascola, pegó los trozos de lienzo uno junto al otro sobre
el cartón.
-Ya no estás roto - dijo la niña -
estás reconstruyéndote.
-¿Y cómo podré seguirme reconstruyendo si te vas? - dijo el hombre de traje negro.
-¿Y quién te dijo que me voy? - dijo la niña de pelo largo.