El hombre de traje negro abrió
intempestivamente los ojos. Giró noventa grados, y la niña de pelo largo dormía
plácida, se le dibujaba una sonrisa desde el sueño en el que seguramente estaba
sumida.
- "¿Cómo ha llegado acá, acaso es bruja?"
- "¿Cómo ha llegado acá, acaso es bruja?"
...Ha llegado a nuestros oídos que
gran número de personas de ambos sexos no evitan el fornicar con los demonios,
íncubos y súcubos; y que mediante sus brujerías, hechizos y conjuros, sofocan,
extinguen y hacen perecer la fecundidad de las mujeres, la propagación de los
animales, la mies de la tierra...
"¡Hechicera! ¡Estás pervertida
por el diablo y de intenciones malvadas y sanguinarias! "
-¿Qué hacés?- dijo la niña de pelo
largo que dormía plácida en el "chaise
longe" del estudio tapada con una manta, la clase de la víspera había
terminado a una hora en la niña de pelo largo ya no tuvo ómnibus para irse, al
despertar abruptamente por un zamarreo del hombre de traje negro.
-¿Creés que tengo todo el día para vos? ¡Oíme bien! ¡Acá estás aprendiendo con-mi-go, y nunca olvides que sólo me estoy haciendo cargo de tus lecciones porque tu padre fue vecino del Senador! -¿Pero vos creés que estoy perdiendo el tiempo? Decímelo, si no tengo aptitudes, prefiero irme, quiero La Verdad.
El hombre de traje negro hizo una
pausa, y dijo:
-No está todo perdido. No te
disperses, que no tengo ganas de repetir las cosas. Toda verdad está dada por
la intersección de dos líneas, una vertical, y una horizontal. La vertical
significa lo espiritual, y la horizontal la naturaleza. En la intersección de
ambas está El hombre. ¡Trazá varias líneas horizontales y verticales con este
esmalte negro, y formá una retícula con muchos cuadriláteros, que dividan en
varias porciones!
-Ya terminé.
-¡Ahora haceme un atardecer en una ciudad!
-¿Cómo? ¿Arriba de las líneas?
-¿Acaso te dije algo distinto? ¡Estás en la Luna de Valencia y yo no tengo tiempo para perder con nenitas románticamente ingenuas!- El hombre de traje negro, no sacaba ni la más mínima sonrisa. Claro, para la niña; oscura aclaración.
-Ya terminé.
-¡Ahora haceme un atardecer en una ciudad!
-¿Cómo? ¿Arriba de las líneas?
-¿Acaso te dije algo distinto? ¡Estás en la Luna de Valencia y yo no tengo tiempo para perder con nenitas románticamente ingenuas!- El hombre de traje negro, no sacaba ni la más mínima sonrisa. Claro, para la niña; oscura aclaración.
-¿Hay algo mal?
- ¿Por?
- Por tu cara.
-¿Qué problema tenés vos con mi cara?
- No, no quise decir eso
- ¡Dejate pendeja de estúpida verborragia, me har-tás!
- Pero yo no quise…
- ¡Te dije que te calles!
- Pero no te pongas así...
- ¡Basta!
De repente, la niña de pelo largo
quedó rígida como una estatua. El hombre de traje negro sacó de su bolsillo un
utensilio de plata.
El hombre de traje negro, se iba acercando lentamente.
-¿No sos vos la que siempre dice que "la vida es colores"? - dijo - Esta arma es blanca.